domingo, enero 03, 2010

Life, vie, vida...

Llamala como mas te guste, al final sigue siendo la misma escena en movimiento eterno que aun sin realmente entenderla, queremos hacernos sus criticos.

Para algunos, es el peor castigo que le han dado...y para unos cuantos, la mayor de las bendiciones. No podria colocarme dentro de un grupo u otro, pues me siento mas critica (a veces, solo espectadora) de ella. Pero, pensandolo un poco mejor y dejando a un lado mi lente perfeccionista, creo que si intentaramos enfocarnos en vivirla, y no nos limitaramos tanto a ver solo la cubierta, nos llevariamos una gran sorpresa al descubrir lo sencilla y facil que es la encomendacion.

Si ni siquiera somos capaces de comprendernos a nosotros mismos, porque tampoco nos aceptamos, como queremos entender algo que no necesita ser explicado a traves de la razon?

Cuestionar [nos] intensamente sobre el significado que tiene o la importancia que deberia tener, nunca, jamas, sera la respuesta que necesitamos para dar ese paso que en otras ocasiones nos hemos negado por temor a lo que podria pasar luego de hacerlo.

Somos asi de pateticos, de imperfectos y de fragiles. Preferimos negar al otro parte de nosotros, porque mas fuerte es la voz del miedo que la nuestra. Y aun asi, aun evitando mostrar todo el contenido por temor a ser heridos, fracasamos y caemos... y [nos] golpeamos.

Afirmamos que el huir es la mejor carta que podemos sacar cuando todo se viene abajo. Esconderse/escondernos detras de la misma emocion que estamos hartos de ver en nuestros padres, abuelos y demas personas que solo se han conformado, al igual que muchos de nosotros, con solo ver la bendita cubierta, es una solucion inteligente.

Lo terrible es que estamos aqui, todavia culpando a la mismisima vida de nuestra incapacidad para tolerar el dolor (por dolor llamo a cualquier error cometido con una persona o con nosotros mismos) y generacion tras generacion continuaremos perdiendo [nos] lo esencial: Estamos aqui ahora, somos arquitectos de millones de ideas que podian pasar al mundo real, cada uno de nosotros es parte de ese granito que nos caracteriza como especie. Nuestras manos son, siempre que asi lo querramos, las complices que construiran el mundo que queremos ver.

Agarren las palas, los picos, los camiones de la imaginacion y empecemos esta nueva aventura... pero hagamoslo JUNTOS.

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