domingo, noviembre 07, 2010

St. 180 broadway.

2:00 PM de un día cualquiera, en la memoria de esos que nunca recurren al pasado.

Estaban tomados de la mano, jugando a ser duenios de las consecuencias. El, inquieto por la seguridad de su futuro, ponía pestillo a cada puerta que ella, temerosa de sus besos, tanteaba. Ambos eran producto de alguna aberración mía: yo, creadora, y ellos, mi creación.

Los días anteriores al desborde de letras, me sentía miserable por las constantes tragedias que entraban sin ser evocadas... Era infeliz, tenía una gran botella azul que lo demostraba. Crear el escenario perfecto para ellos, me llenaba de rabia hacia mi. Además de mi tristeza continúa, era hipócrita con mi propia historia.

Probablemente, como si ya no supiera que sucedería al minuto siguiente, ella sentiría conocerlo de toda la vida y el, fascinado por la carencia de ropajes, intentaria acercarse lo necesario para no salir lastimado. Ah si, nuestro amigo, cuyo nombre no quisiera revelar ahora, tenía una tendencia poco ortodoxa para obsesionarse con cualquier silueta.

Recodar siempre fue vital en esta relación. Nadie podía olvidar sus límites, sus ratos compartidos eran semejante a la guerra fría... La diferencia estaba en el calor que sus palabras no podían enfriar...

Es de lamentar, porque en toda historia hay quiénes pierden, que aún cuando ambos obtuvieron lo que querian, las cifras, siempre discretas hasta entonces, se hicieron notar. Y mi historia, esa que empece a contarles, quedó atrapada en las calles de una gran ciudad...

  Caminos que se unen Y Se deshacen   Cuando la incomodidad y la decepción  Toman lo mejor de las partes  El juego de palabras suspendidas e...