viernes, enero 27, 2012

La otra.

Tomando en cuenta los comentarios de dos compañeros de trabajo, quiénes aseguran que todos los días mi rostro cambia, que a veces doy la impresión de ser otra, decidí titular esta entrada así. Porque, a veces, también siento que al despertar soy otra persona. Pero, quién es esa otra? quién le ha dado el derecho de tomar mi voz, mis ideas, mis amigos, mis emociones y hacerlas suyas? quién le concedió la autoridad de descubrir mis secretos y exponerlos al mundo? y por qué si es otra, no se me muestra cuando le reclamo? por qué me priva de su presencia cuando camino sobre arenas movedizas?

Sé que se trata de otra, de mi jamás saldría alguna acción cargada de espontaneidad o una muestra de cariño. Yo nunca abandonaría un camino seguro para aventurarme en los brazos de otro o necesitaría de la compañía de otros. Es una traidora, me vendió, sin tan siquiera meditarlo, al peor de los postores... me alejó de mi petrido mundo gris, de las flores que ya no crecían y de un sol que se extinguía en sus propias llamas.

Admito que su confianza en la bondad del hombre, me resulta patético. Fui a la universidad muchos años, allí aprendí sobre la maldad de los seres humanos. Tuve los mejores profesores, todos siempre con sus buenas intenciones y el egoismo clavado en cada palabra/acción pronunciada/efectuada. Me hice desconfiada, cuidadosa ante los ojos de mis mejores amigos, y evité tantas batallas pude. ¡Inteligente! me exclamaban muchos. Me pregunto, ¿qué opinarán ahora que la otra ha establecido tantas habitaciones como personas existen en el mundo en mi corazón? Y ¿cómo les confieso que con la otra aprendí lo cruel que es ser olvidada?

Y a la otra no le gusta que olviden su nombre, le duele enormemente que esas 11 letras no sean pronunciadas. Para ella, ser simplemente un homo sapiens no muestra alguna señal de existencia. La otra espera, quizás inútilmente, que el hombre vuelva a encontrarse a sí mismo...Y porqué no decirlo, la encuentre a ella.

Con los años, aprendí a olvidar la acción de construir sueños. Después de todo, nunca he tenido la oportunidad de ver hecho realidad uno. Así que, ¿para qué perder mi tiempo creando castillos de arena en el aire? Pero la otra; además, de usurpadora, imponente, vino con sueños incluidos, los más ridículos si me preguntan. No dudó y los implantó en alguna región de mi cerebro... ni siquiera he podido sacarlos.

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Despertar es toda una aventura. A veces, al mirar la imagen frente al espejo, no puedo evitar cuestionar si se trata de la otra o ... ¿de mi? Será mejor que abra los ojos y determine cuál de las dos es...


Autor: ¿La otra? ¿Patricia?

  Caminos que se unen Y Se deshacen   Cuando la incomodidad y la decepción  Toman lo mejor de las partes  El juego de palabras suspendidas e...