jueves, agosto 20, 2009

Loba esteparia


Deseé morir en sus brazos porque la tristeza ya me había quebrantado el alma, opté por la salida fácil antes que aguardar a que la puerta del triunfo me encontrase despierta, sin refugio. Me sentía ajena a todo, a mi cuerpo, mis propios pensamientos...

Ni siquiera sonreír aliviaba mis penas.


Después de tanto, mi vida había adquirido un matiz tan sombrío que ya ni ganas de continuar en ella sentía. Morí 3 largas veces y resucité en una ocasión, cuando descubrí que tampoco la muerte añadiría una nueva voz a mi silencio.


Solamente por esto aún permanezco entre ustedes, con la esperanza de que, algún día, alguien decida poner fin a mi angustia. Mientras tanto, todo continúa pareciendo igual de cruel e injusto; sólo que ya nadie se interesa en escuchar la historia que me convirtió en una loba esteparia.


[N.S.*]

martes, agosto 18, 2009

Lucidez


Intentando argumentar una hipótesis, me pillé a mi misma haciendo uso de una ejemplificación que dio rienda suelta a la imaginación y me mantuvo en vela toda la noche.

Tus cinco dedos de la mano no son iguales –dije- entre ellos existe un pequeño parecido. Una estrecha brecha que los obliga a permanecer cerca uno del otro.

Asimismo ocurre con las personas…– intuí, sin percatarme de lo que estaba diciendo, aquel mensaje parecía provenir de otra persona que no conocía- todas tenemos algo que nos une, que nos identifica como grupo. Me refiero a la libertad que cada cual posee para la toma de decisiones, siendo esta la única cosa a la que debemos temer, pues es capaz de convertir al hombre en esclavo y despojar de él, todo indicio de sabiduría.

Tenemos la oportunidad de transformar situaciones, –afirmé- escoger entre el ser felices o dejarnos arrastrar por la tristeza. Somos nuestros propios arquitectos y aun así, sin siquiera meditarlo, nos dejamos absorber por un vacío existencial que derrota al mas fuerte de los guerreros.

Somos imagen de algo perfecto, fuimos diseñados para el triunfo nunca para la derrota; y en vez de enfocar nuestras fuerzas a partir de esto, nos dejamos envolver por lo mundano, lo terrenal: el placer de la carne. Y con esta afirmación, es inevitable no preguntar lo siguiente, con la esperanza de que alguien tenga la osadía de responder a mi incógnita: ¿En qué momento rescataremos al Espíritu?


[N.S*]

  Caminos que se unen Y Se deshacen   Cuando la incomodidad y la decepción  Toman lo mejor de las partes  El juego de palabras suspendidas e...