Intentando argumentar una hipótesis, me pillé a mi misma haciendo uso de una ejemplificación que dio rienda suelta a la imaginación y me mantuvo en vela toda la noche.
Tus cinco dedos de la mano no son iguales –dije- entre ellos existe un pequeño parecido. Una estrecha brecha que los obliga a permanecer cerca uno del otro.
Asimismo ocurre con las personas…– intuí, sin percatarme de lo que estaba diciendo, aquel mensaje parecía provenir de otra persona que no conocía- todas tenemos algo que nos une, que nos identifica como grupo. Me refiero a la libertad que cada cual posee para la toma de decisiones, siendo esta la única cosa a la que debemos temer, pues es capaz de convertir al hombre en esclavo y despojar de él, todo indicio de sabiduría.
Tenemos la oportunidad de transformar situaciones, –afirmé- escoger entre el ser felices o dejarnos arrastrar por la tristeza. Somos nuestros propios arquitectos y aun así, sin siquiera meditarlo, nos dejamos absorber por un vacío existencial que derrota al mas fuerte de los guerreros.
Somos imagen de algo perfecto, fuimos diseñados para el triunfo nunca para la derrota; y en vez de enfocar nuestras fuerzas a partir de esto, nos dejamos envolver por lo mundano, lo terrenal: el placer de la carne. Y con esta afirmación, es inevitable no preguntar lo siguiente, con la esperanza de que alguien tenga la osadía de responder a mi incógnita: ¿En qué momento rescataremos al Espíritu?
[N.S*]
2 comentarios:
tercer intento de postear el comment... cerré la ventana hace tantito y perdí el original, pero iba algo como esto:
"Percibo un cambio de direccionamiento en los pensamientos de los otros textos tuyos que había leído~ ahora me pica la curiosidad por saber cómo se ha ido dando el cambio. Te dejo saber qué pienso después de leer todas tus entradas"
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